domingo, 1 de noviembre de 2009

nuves

Y se acaba parte importante del año, y pasamos a las fiestas y las hojas en blanco, y a las jornadas olímpicas de estudio por un verano largo, que durará dos meses y un día, y que nos permitirá hacer todo lo que no hicimos por hacer otras cosas, por vivir, y por tocar clarinete a las seis de la mañana con un gato negro que no traía mala suerte; todo eso ha pasado, y volveremos a cantar y a bailar y a hacer fogatas en los días oscuros de la plaza y en las rimas olvidadas de los poemas desesperados de los ganadores de óscares de la poesía; diría que pienso en mañana y en hoy y en lo que no puedo disponer por ahora: no dispongo del tiempo, ni de ese otro tiempo que gobierna nubes, ni de ese otro tiempo que es el que nos permite dormir y nos permite comer con cierta periodicidad; siempre me gustó la palabra nube con v corta, era más tierna, pequeña, humilde, con menos carácter, pero con más estética; quizá un día las nubes se escriban con v; quizá un día en el mundo sea todo al revés.

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