viernes, 6 de noviembre de 2009

eventualidad

Artículos perversos que desatan iras y desenfrenos aterciopelados y caídos de arriba abajo por el viento de la concentración y desconcentración escurridizas de la vida y los puertos que deambulan con como si no tuvieran noches de sueño y sí tiempo para desayunar el almuerzo helado de la mañana que sufre y calienta tostadas con mantequilla de panes calientes en frío como si no supiera que las temperaturas cambian con la equidad y con los principios de la termodinámica aplicada a tus flores y encefalocraneanos del día sin uñas y la concentración que desespera y vuelve inmundo lo que nació para acostarse en tu cama junto a tu regazo de frazadas húmedas y que no respiran por la transpiración que las deja secas desde dentro y por hasta afuera y los versos inconexos que no son versos que revelan los pasares de las mentes que no dicen nada de lo que sienten pero que todo lo insinuan en dos tiempos recostados en la alfombra junto al fuego del río del peral como si no fueran integradoras las palabras de antaño que escribiste sin una composición desesperada en la canción de cuna que tocaba mi hermana en la pieza de al lado al enterarse de los ritos y las solemnidades y las gónadas de sujetos tan irresistibles a la vista que encontraban golpes de la esquina de paredes de mujeres y jitanjáforas besadas.
Dos palabras: ya estoy retirado.

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