viernes, 21 de mayo de 2010

Y son muchos los días en que se puede apreciar la magia que nos rodea. Todos. Pero a veces reservamos la sorpresa para grandes acontecimientos, realmente inesperados, que salen de lo que podría llamarse el esquema de nuestras pequeñas mentes: lo que deja atónito a mi sincera ingenuidad.
Creo que comprendo a los niños. Aún siento ser uno de ellos; y no es por los juguetes que pido de regalo ni por las canciones infantiles que todavía canto, se trata de la sinceridad que trato de llevar por delante, de lo bueno que creo que es el mundo aún cuando ya haya visto y sido objeto de su maldad, de la magia que se siente al observar los pequeños detalles realistamágicos de la vida cotidiana...
Me encanta la niñez. Espero que no se acabe nunca.

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