La escritura cursiva es producto de un movimiento y recorrido que, a pesar de la mayor o menor uniformidad y fidelidad a los modelos, persigue sobre todo economizar tiempo, movimientos y pausas, en el trazado de un signo o varios signos contiguos sin que éstos pierdan su identidad necesaria dentro de un sistema gráfico. Esa economía por rapidez suprime y simplifica cuantos movimientos aumenten o desvíen del camino más corto, el recto, y deforma y despieza con líneas de fuga y prolongación que evitan las pausas entre trazo y trazo el modelo ideal de la letra y en cierta manera condiciona sus reglas y formas. Aunque existen cursivas en usos librarios, la cursiva se desenvuelve más en el campo de los documentos de archivo, que por naturaleza no necesitaban la mayoría de las veces ser leídos muchas veces, sino pocas y por pocos interesados en cada negocio o derecho.
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