lunes, 25 de enero de 2016

Estoy cansado. A veces es difícil estar lejos, mientras en otras esquinas las personas que uno quiere se divierten, o simplemente están; mientras en otro extremo la gente se suicida, un extremo que a pesar de haber abandona hace ya algunos años, sigue siendo un lugar querido, añorado, por los buenos años que una vez hubo. El otro día conocí una especie de colectivo de arte. Mucho más concreto que los que yo conociera años ha; me dieron ganas de retomar mis caminos. La primera frase que escribí en una libreta mágica (en la bonita, en realidad la segunda libreta mágica, pero la que más quise) fue "sin arte no hay posibilidad de recuperar el equilibrio perdido". Debe ser cierto. Aunque probablemente sea una frase cliché de Pilar Sordo o su análogo o análoga de proverbia.net, pero a veces se encuentra sabiduría en líneas, no sólo en libros gruesos que sólo vinimos a leer siendo viejos, cuando notamos que wikipedia era un bodrio para aprender cualquier tema. Antes era más emocionante el aprender en internet, no había una encarta predeterminada del conocimiento, era un verdadero navegar. He hablado con gente chica. No sé dónde está la diferencia entre ser pasaoacaca y soñar genuinamente creyendo tener el mundo en tus manos. Debe ser lo mismo. Renegar de la adolescencia, primera juventud o mayoría de edad recién cumplida debe ser lo que le pasa a la gente que deja de vivir del todo. Es lo que temíamos en esa sala del cuarto piso del colegio etchegoyen. Ser engranajes y creer en el sistema. Cuál es la diferencia. Tan equivocados no estábamos. Saramago decía que envejecer es darse cuenta del lugar que ocupamos en el mundo. Darse cuenta de que no somos el mundo, o no lo tenemos en las manos, sino que somos un ente insignificante más entre tantos otros; no es que antes fuéramos el mundo, siempre fuimos el ser insignificante, pero no lo notábamos. O quizás era Sábato. Quizás envejecer (mal) es resignarse a eso. Esto, por ejemplo, es una pésima entrada de blog; pero hace tanto que no digo nada en ninguna parte... Vi a una niña guapa en una librería. Me emociona encontrar personas que inspiran sin conocerlas. Es una ridiculez, pero el mundo está lleno de ellas. Le dan sentido a la vida.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Análogue*

4 de febrero de 2016, 0:24  

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