De los perfiles y otros clasicismos

Los perfiles debieran preguntar algo así como música clásica favorita (para significar no clasicismo en sentido técnico, sino así como sale en la RAE en la sexta acepción de la palabra clásica yquéweá) y allí escribiría otra de mis interminables listas (que en realidad sí terminan, pero yo nunca sé cuándo; además de que seguirán, espero, creciendo hasta el fin de los míos días). Lo cierto es que con dicha expresión hablamos de varios periodos (barroco, clásico, romántico, moderno, contemporáneo, ... ) que no diferencio con naturalidad (¡HEREJÍA!) así que me limito a la acepción que en España hicieron para mí. No pretendo hacerme el culto con esto, porque creo que no conozco NADA de la esta música que admiro y/o digo admirar, sólo sé que todo es culpa de mi padre, que aún contra mi voluntad me hizo escuchar tantas veces tantas cosas y se sintió en la gloria cuando tuve que aprender a reconocer temas para las clases de música y él las tenía todas en su pequeña e improvisada colección, y hasta interrumpió una de mis pocas juntas con compañeros en mi casa, para hacernos escuchar el tema del tiempo, Andante del K467. 

Siento que he escrito mucho sin sentido (o con demasiado sentido y por eso me parece algo ajeno a mi blog), pero así no más es la cosa. Así que: música 'clásica' favorita: de Mozart, Réquiem K. 626, Lacrymosa; de Franz Liszt, Rapsodia húngara n.º 2; de Camille Saint-Saëns, Danse Macabre y Le carnaval des animaux; de Claude Debussy, el Claro de Luna de la Suite bergamasque; de Bethoven, la Sonata para piano n.º 14; de György Ligeti, su Música Ricercata; de Chopin, el Nocturno Op. 9 n.º 2; de Tschaikowsky, el Vals de las Flores; de Rimski-Kórsakov, el Vuelo del moscardón; de Bach...

En realidad soy bien obvio. Vivan los convencionalismos clásicos.