lunes, 20 de junio de 2016

Esto era justo lo que imaginaba cuando pensé en venirme a Arauco, por primera vez. Tomar un té, mirando por la ventana desde un hogar acogedor, propio, con sus misticidades características, la luz tenue, el acto de escribir. Probablemente el paisaje era distinto, había mar, árboles, pasto; pero transcurría todo en un silencioso sentir como este, en una soledad provechosa y no tortuosa; productiva, no en un sentido utilitarista sino de realización, plenitud, alma. Lo que lleva a reconsiderar el utilitarismo, entendiendo que todo debe ser espiritualmente útil. Es la simpleza de mirar por la ventana, cambiar los muebles de lugar, dar lugar a espacios plenos, al arte, a la magia, para que haya menos Wii y más música clásica; para que paz. Amo a la musa de mis pensamientos. Ahora sé que no es alguien, sino la conciencia de lo trascendente, el amor mismo puesto en acción, una bien entendida concepción de la divinidad.

1 comentarios:

Blogger píapío ha dicho...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

20 de junio de 2016, 22:50  

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