viernes, 9 de septiembre de 2011

XII


El planeta siguiente estaba habitado por un bebedor. Esta visita fue muy breve, pero sumió al principito en una gran melancolía.
-¿Qué haces ahí? - preguntó al bebedor, a quien encontró instalado en silencio, ante una colección de botellas vacías y colección de botellas llenas.
-Bebo -respondió el bebedor, con aire lúgubre.
-¿Por qué bebes? -le preguntó el principito.
-Para olvidar -respondió el bebedor.
-¿Para olvidar qué? -inquirió el principito, que ya le compadecía.
-Para olvidar que tengo vergüenza -confesó el bebedor bajando la cabeza.
-¿Vergüenza de qué? -indagó el principito, que deseaba socorrerle.
-¡Vergüenza de beber! -terminó el bebedor, que se encerró definitivamente en el silencio.
Y el principito se alejó, perplejo.
Las personas mayores son decididamente muy pero muy extrañas, se decía a sí mismo durante el viaje.

Le Petit Prince,
Antoine de Saint-Exúpery

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