Amo mi tema de tesis (contra las limitaciones a la adquisición de inmuebles situados en territorios limítrofes por parte de extranjeros)

Porque además de crear cercos ficticios en un mundo completamente abierto, el del fructificad y multiplicaos y llenad la tierra; además de consagrar y garantizar una propiedad individual abusiva, que permite y fomenta la acumulación de riquezas en manos de pocos, de los que pueden, de los mismos de siempre, porque detrás de cada gran fortuna hay un crimen, aunque antiguo, inmemorial, de prueba imposible, sin cargos formulados ni por formular; además, los cercos ficticios llevan vallas eléctricas; no están ahí para cruzarlos, están ahí para dejar a los demás fuera, para seleccionar con pinzas, a algunos por un hueco, habilitado, legal, a cambio de formularios en cuatruplicado, de la marca de la bestia, el chequeo, el detector de metales, los perros antinarcóticos; porque quienes logran la odisea son turistas, vienen de paseo y ojalá no intenten quedarse, porque son extranjeros, extraneus, extraños, no son parte de otros pueblos, naciones o clanes, simplemente no son de los nuestros, y debemos desconfiar, imponer límites e incentivos para que vuelvan por donde vinieron, porque si gustan de Los Andes, Putre o Curarrehue seguramente planean una invasión pacífica, un posicionamiento estratégico mientras exista neutralidad diplomática, el levante en armas contra nuestras cercas, contra nuestras vallas, contra nuestra propiedad individual a favor de la suya; porque además de crear cercos y construir vallas, además de reconocer la propiedad de algunos y no la de otros, además decimos a otros nacionales, por esa sola razón, dónde vivir, dónde no, dónde la vida es imposible entre papeles, dónde no hay acceso para ellos a bienes ni expediciones para evitar una guerra. No, no estoy de acuerdo. Honra igualmente al extranjero que al ciudadano porque todos somos viajeros esparcidos por la tierra.

Estoy indignado. Me comí todo mi cereal Fitness en un día y no sólo no baje ni un kilo, sino que ahora no me entra mi pantalón regalón.

La escritura cursiva es producto de un movimiento y recorrido que, a pesar de la mayor o menor uniformidad y fidelidad a los modelos, persigue sobre todo economizar tiempo, movimientos y pausas, en el trazado de un signo o varios signos contiguos sin que éstos pierdan su identidad necesaria dentro de un sistema gráfico. Esa economía por rapidez suprime y simplifica cuantos movimientos aumenten o desvíen del camino más corto, el recto, y deforma y despieza con líneas de fuga y prolongación que evitan las pausas entre trazo y trazo el modelo ideal de la letra y en cierta manera condiciona sus reglas y formas. Aunque existen cursivas en usos librarios, la cursiva se desenvuelve más en el campo de los documentos de archivo, que por naturaleza no necesitaban la mayoría de las veces ser leídos muchas veces, sino pocas y por pocos interesados en cada negocio o derecho.

Pedro C. Rojo Alique

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