Tengo ganas de escribir. De hacer un nuevo blog incluso, pero no se me ocurre. Los tumblr no pecan de rimbombantes en cuanto a la simplicidad con que se crean-suben las entradas o es más bien la histórica costumbre ostentosa, alargada y profunda (de profundidades pretenciosas maybe) con que he visto ser a blogger. En fin. Estoy aquí, cuestionándome como cada día lo pequeño que no es insignificante. Preguntándome sobre qué pasaría si la besara de nuevo, qué sentí, qué sintió, que ojalá no piense de más o de menos. Pero al verle la cara nuevamente pareciera que soy yo: son mis dudas y mis obsesiones, como si necesitara una atención que ya nadie está dispuesto a darme y por eso sufriera. Eso es. Mi alma lo confirma. Y qué hacer para no necesitarlo, o para obtenerlo sin falsearse.
Todo esto se construye u ocurre mientras mi alma busca su espacio, busca encantarse de nuevo. De hecho, creo que es fácil explicar lo de los videojuegos (pasión exacerbada, nunca satisfecha y que nunca produce tampoco el estado de placer que promete). Es una búsqueda que cree ser segura: buscar donde antes encontraba, pero sin encontrar. Buscar a tal o cual persona, sin el resultado de antaño, porque ya nada produce el resultado deseado. Se requiere una búsqueda nueva, pero quizás, también, equilibrar los escenarios ¿o al buscador? Sin arte no hay posibilidad de recuperar el equilibrio perdido. Que así sea.